domingo, 18 de enero de 2009

Música y Filosofía (última parte)

Escritos, teorías y manifiestos de filósofos y pensadores de todo el mundo, han logrado llegar hasta manos de idealistas en continentes diferentes y de lenguas diversas. Finalmente, las ideas siempre llegan a nosotros, no importando las barreras del idioma, idiosincrasia, origen y estilo de vida, puesto que lo único que importa es ser parte del pensamiento de alguien al compartirlo por escrito. El fenómeno que ocurre con la música es muy similar, puesto que estando en la ciudad de Nueva York, somos capaces de escuchar las liricas y acordes de quien las produjo anteriormente bajo los cerezos en flor y rascacielos de Japón. La velocidad a la que viaja la música bien podría ser comparada con la velocidad de la luz, gracias a los diferentes medios de transporte que ha encontrado para volar de oído a oído.


La creatividad y el ingenio de los músicos que habitan el planeta han logrado emerger y hacerse presente en los estéreos de nosotros, mortales y repletos de sueños, creencias, cualidades, espíritus en constante búsqueda de novedad y vanguardia, Kant solía decir que la originalidad era la primera y más importante propiedad de un genio. Su manera auténtica de hacerse ver y de expresarse, son los elementos que le permitirán tener cabida en un mundo que muchas veces podemos interpretar como cínico, descreído y desesperanzado.

Podemos considerar y etiquetar como genio a aquel que va más allá del talento, puesto que de su fortaleza recae no sólo en su inspiración sino también en su carácter y su fuerte convicción en sus habilidades que algún día podrán cambiar al mundo. El valor del genio es el hecho de atreverse a crear algo nuevo.

En relación a la música, la genialidad del autor se manifiesta a través de su dominio de un instrumento, de las palabras que darán color y textura a una canción, de la innovación que pueda lograr de un álbum a otro, pero sobre todo, en el momento de hacernos ver a través de sus creaciones lo que es importante de la vida. Una pieza, un ritmo, un arpegio o un verso pueden hacernos ver el significado de la vida; de nuestras vidas. El significado de la vida es central en la vida humana, (jajaja que pleonasmo).

El escritor ruso Fiodor Dostoievski, decía que el secreto de vivir no es sólo vivir, sino vivir para algo. Hay personas que viven para sí mismos, para entregar sus días a alguien más, para escribir, para descubrir, para componer, para fotografiar, para negocias, para amar.

Para los music-junkies, el significado de sus vidas es transformado, esclarecido, y tomado forma concreta gracias a la música, utilizándola como motivación y mapa para andar por el mundo, tal como alguna vez sucedió con un texto de Schopenhauer, Heidegger y Ortega y Gasset.






Recopilación extraída de “El Corregidor” diario Queretano.

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